¿Tenemos el concurso de pintura rápida que nos merecemos?
A raíz de las graves y fuertes críticas emitidas en redes sociales por algún pintor presente en el Concurso de Pintura Rápida celebrado en este mes en nuestra localidad, avaladas por otros pintores (incluso de los premiados) y de las que se han hecho eco algún medio de comunicación especializado (junto con cualquier otra discrepancia sobre nuestro concurso aparecida en Internet), nos preguntamos desde la web de los Pintores de Ubrique si ¿tenemos el concurso de pintura rápida que nos merecemos?.
Las críticas hacen referencia a la mala gestión de la organización y sobre todo a la falta de profesionalidad del jurado y amiguismo en su fallo. Estas críticas no son nuevas en este concurso ni en ningún otro, puesto que muchos pintores no premiados suelen utilizarlas frecuentemente, independientemente de que tengan más o menos razón en las mismas. Desde ‘Pintores de Ubrique’ queremos creer que desde la organización se intenta designar al mejor jurado posible (que recordemos no cobra por ello) y que desde ese jurado también se intenta ser lo más profesional y ecuánime en su fallo, no en balde ponen su nombre y prestigio en el mismo; que se consiga a los ojos de los implicados y aficionados es lo que cada cual debe valorar.
No obstante y dejando a un lado este aspecto tan importante en el concurso, nos gustaría reseñar otros aspectos organizativos que quizás tengan margen de mejora:
- La ubicación de la exposición de obras recepcionadas en la calle Real, un cambio que se produjo como consecuencia de la pandemia por covid y la necesidad de procurar el distanciamiento de los aficionados, no parece tener mucho sentido puesto que en esta ocasión no se han evitado ni las aglomeraciones de personas ni la dificultad para ver los cuadros, por lo que la vuelta a la Plaza de la exposición parece algo evidente, máxime cuando su remodelación la hace más amplia y de esta forma se evitaría además la siguiente reseña.
- El avisar a los pintores premiados para que acerquen sus obras, resta emoción tanto dentro de los pintores como en los aficionados, evitando que muchos pintores recojan sus obras y se marchen antes incluso del fallo.
- La eterna espera para el fallo del concurso, algo que se puede entender consustancial al mismo pero que no pone las cosas fáciles a los aficionados ni a los pintores muchos de ellos de fuera y que deben volver a sus domicilios. Y que también provoca la coincidencia en la lectura del fallo con el sonido ensordecedor de las campanas de la novena y la explosión de los cohetes de la misma (estos no se han prohibido, no ya por el peligro de incendio, sino por el peligro por la cercanía de numerosas personas, un riesgo real que lamentablemente ya hemos padecido y que parece debemos seguir asumiendo).
- Se organiza en los últimos años alguna actuación musical, que sin un escenario y sobre todo una megafonía decente pasa totalmente desapercibida para la mayoría de los asistentes, por lo que si se quiere fomentar esta actuación al menos que cuente con los medios suficientes.
- Se quiere dejar participar a los niños en el concurso con sus propias normas o los igualamos en la categoría general, es otro de los temas que habría que ver. La promoción del concurso y el fomento de la cantera de pintores entre los menores, deberían ser compatibles en el concurso.
- Este año se ha caído de los patrocinadores la Diputación de Cádiz con uno de los premios principales, desde el Ayuntamiento se debería exigir esa participación al igual que hacen en otros muchos municipios cercanos.
- Seguro que se quedan otros muchos aspectos que ver o modificar de cara a realzar el concurso, pero volviendo al principio del artículo, se debe o puede dejar que sean los patrocinadores quienes elijan sus cuadros, ¿todos? ¿sólo los particulares? ¿sólo los premios inferiores? es otro de los aspectos del concurso que ya puestos a tratar es interesante debatir y ver hacia dónde queremos llevar el concurso.