Francisco García García
Francisco García García, Paco el Repujador, (1914-1998) nace en Ronda (Málaga), donde trabajó en su juventud en una carpintería dedicada a la fabricación de muebles clásicos.
En ella adquiere las especialidades en ‘cueros repujados’, ‘policromado’, ‘lacado’ y ‘bruñido’. Todo ello sobre la básica plataforma de una abnegada afición por el arte pictórico.
Después de su servicio militar, se establece en Ubrique –su querida e innegable segunda patria chica- dedicándose a tareas de adaptación del cuero repujado a los artículos de pequeña marroquinería y se puede decir que fue el creador de un nuevo gremio de talleres dedicados a tales cometidos.
En su escaso tiempo libre de ocio practica su gran afición ‘la pintura’ y aunque sus óleos muestran un dominio del retrato, el mayor número de obras representan el paisaje de nuestro entorno, tan bello, con sus blancos de cal, grises, azules de cielo, …, simplemente nuestra incomparable serranía.
No tuvo escuela, no tuvo guía, solo tuvo su propia vocación y por tanto es un verdadero autodidacta.
Francisco García Cordón
En 1941, participa y organiza la primera exposición colectiva local por encargo de Educación y Descanso.Como podemos observar toda su pintura goza de alto contenido espiritual nacido de un carácter de evidente firmeza a la vez que impregnado de humildad, sencillez, sensibilidad y de ese amor que proyecta lleno de respeto hacia todo y hacia todos.
Aunque la mayoría de sus óleos son de tendencia realista, tanto en el retrato como en el paisaje, es digna de admirar, siempre sobre la base de su propia academia, la inquietud del artista por el mundo surreal puesto de manifiesto en varias de sus obras.
Mayormente solidario con el paisaje de Ubrique y retratos familiares, se denota en todas sus obras esa sensación de vida, fruto de sus valores personales que, armónicamente, vibra fusionándose a los colores interiores del observador.
Francisco, experto en repujar la piel, fue sin lugar a dudas el que adaptó esta técnica a la marroquinería pequeña y a la estuchería. Primero en repujado directo y posteriormente en grabado mediante troqueles que él mismo esculpía para poder atender la gran demanda industrial.
Le costó introducir tales técnicas ante el rechazo en principio de los fabricantes reacios a esta novedad.
Ubrique es receptor por tal motivo de uno de los bienes más importantes para su desarrollo iniciado por Francisco en la década de los 40. De ello nació asimismo el apunte sin relieve, es decir: no repujado.
Y todo ello fue fruto de su vocación y sangre artística, de su tesón y sacrificio en uno de los cometidos del hombre que más lo dignifica: El Trabajo.
José López y López – Octubre 1994
Foto: M. Villanueva