Francisco Peña Corrales
Francisco Peña Corrales, nació en Ubrique (1917- 1989), carpintero de profesión, realizaba troqueles de madera para hacer repujados en piel, con figuras de toreros y flamencas.
Aficionado a la lectura, a la escribana y a la pintura del que fue maestro de maestros. Autodidacta de nacimiento en hacer todo tipo de arte. Perfeccionó el manejo de la espátula cuando conoce a Pedro de Matheu a finales de los años 50, se hicieron muy amigos. Matheu solía dejar sus obras en su casa mientras las terminaba para no ir cargado a la pensión donde dormía cuando visitaba Ubrique, ya que Francisco vivía en la calle Torre, el corazón de Ubrique en aquellos momentos.
Francisco Peña no curso estudios pero sus ganas de aprender y sus horas de dedicación le hizo adquirir muchos conocimientos sobre el arte del dibujo y la pintura, sus blancos eran únicos.
Otro de sus grandes amigos era Juan Carrasco León con el que se intercambiaron muchas obras, por su casa pasaron pintores ubriqueños como Macilla, Pedro Lobato o Agüera. Pedro Matheu encargó a Francisco Peña que atendiera en todos sus requerimientos a un joven e incipiente pintor, Agüera, el cual recabo sus consejos y parecer hasta el final de su vida.
En sus últimos años estuvo colaborando con el Centro Ocupacional «El Curtido». Decorando la cerámica que los usuarios del Centro realizaban: platos, ceniceros, jarrones, etc. Francisco los pintaba y los decoraba.
También recogía los papeles plateados y dorados de los paquetes de tabaco para formar una masa para hacer manualidades en relieve creando flores, hojas, etc.
Siempre mantuvo viva la llama del arte.
La mayoría de sus obras se encuentran en posesión de las monjas ya que ellas se ocuparon de él en sus últimos años de vida, también el cuadro de Alcalá, titulado «La Compuerta», que en su día le regalara su amigo Pedro de Matheu.
Texto: Rafael Pérez Fernández / Ramón Trujillo Zurita