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Sobre Juan Chacón Coronil (in memoriam)

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Casiano López Pacheco

No andamos, por desgracia, muy sobrados de gente con talento, con bríos, con corazón y con garra. No nos sobran justamente los artistas, los bondadosos, los honestos, los brillantes de alma y espíritu limpio.

Las reservas de los buenos se nos agotan con la inmediatez con que los placeres sublimes se esfuman, de forma tan súbita, que apenas disfrutados, ya se han ido. No, no estamos en racha, la verdad.

La Diosa Fortuna-siempre lo supimos-  es una dama voluptuosa a la que en algunas ocasiones, no le seduce la idea de repartir los dados buenos, dispersando aunque sólo fuese una minúscula pizca de buenaventura entre los necesitados.

juanchacon_077Más bien, parece entonces, que estos tiempos en los que -vaya paradoja- el lado oscuro resplandece, es una época perfecta para que medren los fariseos, los corruptos, los avariciosos, los explotadores, los que más rapiñan propiciando desgracias y plagas sobre los demás, acumulando obscenamente bienes y esclavos a míseros sueldos, en una orgiástica escalada de lujuria y dinero ensangrentado.

Por esa complicada espiral de causa-efecto, el mundo se queda gris y mustio, sin sentido (si alguna vez lo tuvo), cuando personas de la talla del amigo Juan Chacón Coronil les llega la hora fatídica ¿podría ser liberadora, por un casual?, de abandonar el escenario, bajar el telón y apagar los focos.

Un artista de su peso, de su calibre, gente de ese nivel (lo decía hace bien poco de mi querido Domingo Puerto) son tan valiosas, hacen tanta falta para poder sobrevivir en el proceloso mar de los días funestos que se han hecho costumbre, que llega un instante en que  es sumamente difícil soportar el vacío que van dejando tras de sí.

Como botón de muestra de la estatura de su talento -dejando de lado su faceta marroquinera, nada desdeñable- en un pueblo en el que la artesanía de la piel alcanza las más elevadas cotas de perfección, su particular ejercicio de la pintura o de la música, aportan ya al inagotable venero ubriqueño, un tesoro artístico de valor imponderable, fruto de toda una vida de entrega a un quehacer que supone el norte de unos años vitales.

juanchacon_114Lo hizo sin pensarlo, atendiendo a un instinto, igual que otros veteranos con los que juntos marcaron la línea por la que después vendría el aluvión de importantes artistas plásticos (sobre todo) y musicales que destacan al máximo nivel en el competitivo panorama nacional y andaluz.

Siempre recordaré con la dulzura que dan los recuerdos mágicos, el nacimiento de la mítica asociación Amigos del Arte, de la que fue fundador a la par que Miguel López Salas, José Luís López Núñez y otros destacados pintores del momento que siguen en activo.

Aquellos días pletóricos de exposiciones, iniciativas artísticas, subastas y exposiciones colectivas o individuales, son tan especiales como la sonrisa de Juan cuando te veía realizar tus primeros pinitos en tan complicado y azaroso mundo. Si él, sin eso que hicieron entre todos, nada de lo que disfrutamos hoy, hubiese existido.

Precursor  en muchos aspectos, abanderado de otros, una página de la pintura ubriqueña de su época le pertenece con todos los honores. Pero si en dicha tarea despuntó como artista, como persona llegó más lejos.

juanchacon_128Con un corazón como un torrente, extendía su vitalidad a los que tantas veces compartimos algún momento con él, contagiándonos de su optimismo desbordado. Tenemos mucho que agradecerle y somos  legión también los que le añoraremos.

Definitivamente, Dios, los dioses paganos de la antigüedad o quién quiera que habite allí arriba, deben estar armando un ejército  con los mejores, con los más destacados de entre nosotros, quizás para combatir tanta necedad, tanta miseria, tanta vergüenza, tanta injusticia como la que a diario sufrimos los de abajo.

Esta suposición hipotética no nos alivia el dolor de su pérdida o de otras ausencias injustificadas, pero al menos, nos consuela un poco.

Descansa en paz, amigo Juan. Que la tierra no te pese y tu alma sea un pájaro alegre que nos visite de vez en cuando.